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La autoevaluación se impone como una herramienta fundamental para que los alumnos sean más conscientes de los avances y dificultades en el proceso de aprendizaje, y asuman los aspectos que deben mejorar
Con la crisis de la pandemia vimos cómo los centros educativos tuvieron que cerrar temporalmente sus puertas y se vieron obligados a mantener la continuidad de la enseñanza a través de las herramientas digitales. Los colegios no estaban preparados para este cambio repentino y se vio que no era posible evaluar a los alumnos en esas circunstancias. A raíz de ello nos encontramos ante una necesidad urgente de acelerar la digitalización de los centros, así como la de replantearnos el sistema de evaluación.
En muchos casos, el sistema de evaluación por el que se determinan las competencias de los alumnos está enfocado principalmente en obtener una calificación. La nota o resultado final es lo importante y no el proceso de aprendizaje, perdiéndose así muchos matices que se quedan sin valorar.
La presión por obtener una buena calificación suele desembocar más en la frustración del estudiante que en la motivación por su aprendizaje. Así lo comprueban diversos estudios para conocer qué técnicas de evaluación y enseñanza promueven más la evaluación del alumnado.
Por otro lado, cada vez se exige más que la calidad esté presente en el proceso educativo e incluso ahora se trata de la diversidad y de atender a los estudiantes dependiendo de sus diferentes ritmos de estudio y aprendizaje. Precisamente si se afronta esta diversidad dentro del aula se puede enseñar a los alumnos a que se evalúen ellos mismos, es decir, que valoren su propio aprendizaje.
La autoevaluación no se trata de que el alumno se ponga una calificación. Consiste en que reflexione y comprenda, que pueda tomar conciencia de su proceso de aprendizaje.
En otras palabras, la autoevaluación permite que un alumno pueda emitir un juicio de valor sobre su desempeño en alguna actividad o tarea, o sobre el aprendizaje de conocimientos y lo relativo a la adquisición de habilidades, capacidades y actitudes.
Por lo tanto, la autoevaluación es muy útil para el estudiante, porque se trata de una herramienta de planificación de su proceso de aprendizaje para mejorar su rendimiento académico. A través de ella, los alumnos son más conscientes de los avances y dificultades en sus procesos escolares, asumiendo los aspectos que deben mejorar.
A su vez, una autoevaluación de los alumnos es una estrategia muy conveniente para que los docentes conozcan en profundidad sus ritmos de aprendizaje y puedan así adecuar las estrategias pedagógico-didácticas y los recursos de enseñanza para atender a sus necesidades.
Características de la autoevaluación
Se trata de un proceso continuo, reflexivo, de autoconocimiento y autocrítica.
Es necesaria tanto para los alumnos como para los profesores.
Se trata de una herramienta y estrategia que puede servir tanto para la comprensión de procesos como para la medición de resultados.
Permite conocer si se han cumplido los objetivos establecidos.
Sirve para saber cómo avanza el desarrollo cognitivo y la adquisición de nuevos conocimientos.
Permite pensar sobre las actitudes y las conductas adquiridas y utilizadas.
Es una herramienta útil para analizar el aprendizaje y la aplicación de destrezas y capacidades concretas, como también su coherencia con contextos diferentes.
Sirve para conocer y distinguir distintos ritmos de aprendizaje de los alumnos, los progresos y dificultades, y las diferentes necesidades.
Es un factor de motivación: promueve la autonomía y el sentido de la responsabilidad de los alumnos.
Ayuda a pensar y repensar sobre las propias acciones y actitudes.
Técnicas para llevar a cabo procesos de autoevaluación
Bloc de autoevaluación. El estudiante debe evidenciar sus esfuerzos y los objetivos logrados, preguntándose así qué era lo que sabía, qué ha aprendido, qué sabe ahora y todo lo relacionado con los contenidos que se están enseñando en el momento.
Hoja de plan personal. Lo que se busca lograr es la motivación del alumno para que asuma la responsabilidad de cada acción que ejecute. Sabe que cuenta con una semana para ejecutar actividades precisas que se han contemplado y, en ese sentido, debe cumplirlas.
El diario del alumno. Permite saber cuáles son los problemas del alumno para mejorar el proceso de enseñanza y el ritmo de su aprendizaje.
Portafolio. Es en sí la colección de trabajos del alumno, los cuales han sido realizados a lo largo del año escolar. En él están contempladas actividades que han permitido su autoevaluación.