Blockchain es la palabra de moda cuando se habla de procesos de negocio digital de las empresas. Y aunque es un concepto que se ha relacionado con las monedas virtuales o el famoso Bitcoin, sus aplicaciones son múltiples en numerosos ámbitos, como el educativo.
No es una exageración cuando se dice que internet cambió nuestras vidas. ¿Quién podría haber imaginado que tras el logro del investigador del MIT Lawrence G. Roberts en 1965 de conectar dos computadoras a través de una línea telefónica conmutada, el mundo cambiaría radicalmente? Hoy día se conocen muchas tecnologías que han revolucionado la forma en la que nos comunicamos y trabajamos, una de ellas es Blockchain.
Seguro que últimamente has escuchado hablar mucho de esta tecnología, pero es probable que aún no sepas bien de qué se trata ni por qué se dice que está revolucionando la economía global.
Blockchain es la tecnología que sustenta Bitcoin, la criptomoneda más grande y famosa hasta ahora. Se conoció a finales de 2008 cuando Satoshi Nakamoto publicó el estudio Bitcoin P2P e-cash. Este era un sistema de dinero electrónico que era independiente de intermediarios.
Hoy Bitcoin no es la única criptomoneda que existe. Después de ella se crearon otras tantas que han sido llamadas “Altcoin”, entre ellas Litecoin y Dogecoin. En la actualidad, una de las criptomonedas que tiene una posición sólida, justo detrás de Bitcoin, es Ether. Estas monedas digitales tienen algo en común: las sustenta Blockchain.
Pero, ¿qué es Blockchain? Blockchain en español significa, literalmente, cadena de bloques. Es básicamente un sistema con el cual se pueden hacer transacciones seguras entre personas en todo el mundo sin necesidad de intermediarios.
Marc Andreessen, creador de Netscape y socio de Andreessen Horowitz, uno de los fondos de capital riesgo (inversores en las primeras fases de un negocio) más importantes de Silicon Valley, ha definido la tecnología Blockchain como un registro, es decir, “un libro mayor de acontecimientos digitales que se comparte entre diferentes partes”.
Las cadenas de bloques solo pueden ser actualizadas por el consenso de la mayoría de los participantes del sistema, a los cuales se les llama nodos y que son en esencia una computadora dispuesta para estas transacciones. Esta información nunca puede ser borrada ni modificada, por lo que Blockchain se presenta como un registro inmutable y permanente.
Blockchain nació por la necesidad de eliminar intermediarios como los bancos, en el caso de las operaciones financieras. Estas instituciones son necesarias para poder hacer transacciones de valor, porque ellas se encargan de certificar que somos quienes decimos ser. A cambio de prestarnos este servicio, los bancos o las plataformas electrónicas como PayPal se quedan con los datos de los usuarios y comercian con ellos. Esto restringe la privacidad y con ello la libertad.
Las cadenas de bloques llegaron para cambiar esto. Y es que con esta tecnología no es un solo participante el que tiene la información, sino millones. Se trata de una gran base de datos en la que muchos nodos guardan una copia de la información. Blockchain basa la certificación de la información en el consenso, o sea, si todos tenemos la misma información, significa que esa información es verdadera.
Cada bloque contiene varias transacciones; dependiendo del Blockchain es la cantidad (actualmente en cada bloque del Blockchain de Bitcoin se están almacenando poco más de 2,000). Por ello, se dice que los registros están enlazados y, además, cifrados para proteger tanto la seguridad como la privacidad de las transacciones. Esto significa también que dichas transacciones son anónimas. Es decir, el sistema solo conoce que desde una cartera digital se quiere transferir cierta cantidad a otra, pero no se conocen los datos de las personas.
Cómo funciona Blockchain
El proceso no es complicado, pero involucra a más personas. Ya no es el banco el que deberá certificar las transacciones, sino un grupo de usuarios.
Todo comienza cuando desde A se quiere hacer una transacción para B. En la red esta transacción se presenta como un bloque. Este se transmite a todas las partes de la red, es decir, a los nodos que están conectados, para que aprueben su validez. Hecho esto, el bloque ya podrá añadirse a la cadena, convirtiéndose en un registro transparente e imborrable. Finalmente, el dinero se mueve desde A hasta B.
En este proceso, los nodos lo que hacen es confirmar que en efecto quien quiere hacer la transferencia tiene los fondos suficientes para hacerlo. De ser así, todos “anotan” la transacción y certifican que puede pasar a formar parte del bloque de transacciones. Este bloque va a ir haciéndose más grande, hasta el punto en el que no admita más transacciones.
La capacidad del bloque dependerá de la estructura de la cadena de bloques y del tamaño de cada transacción. Una vez que ha llegado a su límite, será el momento de validarlo, que es el proceso que se realiza cuando los usuarios hacen “minería”. Este trabajo consiste en la realización de una serie de cálculos bastante complejos que además de tiempo requieren mucha electricidad.
Una vez que se hace esto, los bloques quedarán registrados permanentemente en la cadena de bloques. Esto significa que no podrán modificarse sin que se alteren los demás bloques que están enlazados con él, algo prácticamente imposible, porque para concretar una operación así se necesitaría que la mayoría de los nodos la validaran.
Aplicación en el sector educativo
Creada hace 10 años, la tecnología Blockchain o cadena de bloques nació ligada a los sistemas de pago virtuales como las monedas Bitcoin gracias a su capacidad para cifrar y descentralizar la información, garantizando la máxima seguridad y privacidad, algo que hace que su uso se plantee en otros entornos además del financiero y el mundo de las criptomonedas, como el educativo.
Según el informe Blockchain in Education elaborado por el Centro Común de Investigación de la Comisión Europea, en el sector de la educación, esta tecnología posee múltiples aplicaciones, como en el acceso a las calificaciones, en las acreditaciones de identidad, en la gestión de registros, de transacciones…
Así, podrían distinguirse cinco ámbitos de empleo de la tecnología Blockchain en el sector educativo:
1. Veracidad de datos
La aplicación educativa más conocida Blockchain está relacionada con la expedición de títulos académicos que son imposibles de falsificar. Dentro de este contexto, su impacto ayudaría a validar exámenes, calificaciones y currículos escolares. De este modo, esta tecnología permite garantizar un sistema sólido de emisión y certificación de documentos oficiales y titulaciones, y como consecuencia, las evaluaciones y títulos que consigue un estudiante tendrán la veracidad asegurada.
2. Veracidad de identidad
Cuando la formación se realiza a distancia o en un entorno híbrido, surge la duda de cómo garantizar la identidad de los estudiantes que están al otro lado de la pantalla, sobre todo a la hora de realizar exámenes o presentar trabajos. Blockchain puede ayudar a realizar una validación de estos datos, que puede extenderse a otro tipo de contextos: por ejemplo, cuando hay que identificarse en la biblioteca, el gimnasio, las residencias, etc. También desde el punto de vista de la seguridad, ya que con otro tipo de sistemas muchas personas podrían tener acceso a la información personal de un alumno.
3. Transacciones
Permite a los estudiantes gestionar sus datos y decidir qué contenidos quieren compartir y con quién. Además, si alguien tiene que gestionar una transacción económica, como pagar la matrícula del curso o de alguna materia o actividad extraescolar, podrá abonar las tasas correspondientes de manera totalmente segura.
4. Respeto medioambiental
Otra de sus principales ventajas es que se consigue reducir de forma significativa el uso de papel al estar todo digitalizado, con todo el contenido subido a una plataforma educativa.
5. Evitar el plagio
Una cadena de bloques permite rastrear la propiedad intelectual y recompensar el uso y la reutilización de esa propiedad. Esto significa que se eliminaría la posibilidad de plagio, ya que, por ejemplo, los estudiantes no podrían editar o modificar un documento sin previa autorización del autor original.