Casi ocho años después de la aprobación de la Agenda 2030 en la que se planteaban una serie de Objetivos de Desarrollo Sostenible, la ONU muestra un panorama preocupante de progreso en casi todos los compromisos planteados, incluido el de garantizar una educación de calidad.
En septiembre de 2015, los cerca de 195 países que forman parte de la ONU aprobaron la Agenda 2030 con la finalidad de erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad para todos, buscando alcanzar de manera equilibrada tres dimensiones del desarrollo sostenible: económico, social y ambiental. Para ello, marcaron 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), entre los que se encuentran garantizar una educación de calidad.
Un informe de la ONU dibuja una imagen preocupante sobre el estado de los ODS, lo mismo que otro reporte de la Unesco que ahonda en las metas relacionadas con la educación. De acuerdo con este último, si no se adoptan nuevas medidas, solo uno de cada seis países alcanzará el Objetivo 4, que garantiza el acceso universal a una educación de calidad para 2030. Se calcula que 84 millones de niños y jóvenes seguirán sin ir al colegio al final de la década.
Según el informe de la Unesco, que se basa en los datos facilitados por nueve de cada diez estados miembros de la Organización, los países esperan que el porcentaje de alumnos con conocimientos básicos de lectura al final de la educación primaria aumente del 51 % en 2015 al 67 % en 2030. A pesar de estos avances, se calcula que unos 300 millones de niños y jóvenes seguirán careciendo de los conocimientos básicos de aritmética y lectoescritura para tener éxito en la vida.
¿Qué factores afectan a la calidad en la educación?
No solo es importante que los niños y las niñas estudien, sino que también lo es que reciban una educación de calidad. Existen diversos factores que pueden influir en la calidad de la educación, aunque los expertos destacan como los más relevantes:
El número de alumnos por aula.
La calidad y cantidad del material educativo.
La formación del profesorado.
La adaptabilidad de la enseñanza a las necesidades de cada alumno.
La existencia de pruebas para evaluar el conocimiento adquirido.
La objetividad en la valoración de los conocimientos de los alumnos.
La existencia de un ambiente educativo positivo y agradable.
El reconocimiento del esfuerzo de los alumnos y el seguimiento personalizado de sus progresos.
La planificación de contenidos con un objetivo concreto.
La participación de las familias en el proceso educativo.
Lograr el objetivo de la educación de calidad en 2030 depende de un gran esfuerzo por parte de todos los que forman parte de la comunidad educativa y no es solo una labor de los gobiernos de cada país, como coinciden en señalar expertos y organizaciones internacionales.