El mercado de la formación online y el aprendizaje electrónico (e-learning) está en continuo crecimiento desde el impulso exponencial que tuvo en la crisis sanitaria. Según la publicación especializada en el mundo de los negocios y las finanzas Forbes, en 2016, el mercado mundial de educación digital alcanzó un valor de 165,000 millones de dólares y para este 2022 se estima que llegue a los 243,000 millones de dólares.
Vivimos en un mundo donde la digitalización forma parte de nuestras vidas, evolucionando día a día a una velocidad vertiginosa. La llegada de Covid-19 supuso un antes y un después en muchos aspectos, y también en la mayoría de los sectores. Todos los procesos de digitalización que todavía estaban gestionándose, se vieron en la obligación de avanzar a pasos agigantados para adaptarse a un nuevo contexto, un panorama donde la presencialidad desapareció para dar paso a un confinamiento donde nuestra vida se digitalizó de la noche a la mañana: trabajo en remoto, entrenamientos de fitness online, reuniones con amigos que se convirtieron en videollamadas… y, por supuesto, la educación online. Los colegios y todo el ámbito de la formación tuvieron que adaptarse a esta nueva modalidad, a través de plataformas digitales para llegar a todos los alumnos, de forma simultánea y sin incidencias. A pesar del escepticismo inicial, hoy podemos decir que la experiencia ha sido positiva y que ha servido para acelerar sustancialmente el crecimiento del aprendizaje en línea.
Tras 20 años de evolución, la educación online se posiciona ahora como la mejor opción de aprendizaje, ya que ha demostrado ser el sector más innovador y con mayor flexibilidad para adaptarse a las nuevas tecnologías.
En 2016, el tamaño del mercado de e-learning alcanzó un valor de 165,000 millones de dólares y se estima que en 2022 llegue a los 243,000 millones de dólares.
Más datos recabados por AEFOL, Consultoría & Eventos de e-learning, que tiene como principal objetivo la difusión de este formato en España e Iberoamérica:
* Según Forbes, el mercado mundial del e-learning crecerá hasta los 325 billones de dólares en 2025, duplicando sus ganancias durante las últimas décadas.
* Los países de mayor crecimiento del e-learning en Iberoamérica son Brasil, México, Argentina, Colombia, Chile, Perú, Ecuador y Venezuela.
* Auge de los “infoproductos”, cursos directos del autor/profesor al cliente/consumidor, conocidos como los youtubers del e-learning.
Estas cifras indican que durante los próximos años va a ser un sector con grandes posibilidades de crecimiento.
El aprendizaje online llegó para quedarse y es fundamental aprovechar el momento para idear, testear y lanzar productos de verdadero interés para el usuario. Ha quedado demostrado que quienes sean capaces de adaptarse rápidamente a nuevas situaciones serán los más beneficiados y es importante aprender a operar en entornos cambiantes de forma iterativa, asegurando la planificación de diferentes escenarios, la previsión y ejecución de operaciones de forma flexible.
Además, la modalidad e-learning no solo sirve para poner a disposición de los estudiantes el material necesario para seguir las clases, sino que sus posibilidades pueden ayudarlos a poner en práctica habilidades y destrezas que, a su vez, les serán útiles para el mundo profesional.
Algunas de las ventajas (y en ocasiones exclusivas) para el alumnado en el contexto actual son:
El long life learning (aprendizaje a lo largo de la vida o aprendizaje continuo) es hoy más que nunca una habilidad necesaria para mantenerse actualizado en un contexto de continua evolución. Tanto estudiantes como profesionales necesitan aprender y actualizar sus conocimientos cada día, utilizando múltiples fuentes y medios. El e-learning constituye, sin duda, una gran oportunidad para ello, y en la mayoría de los casos es la única opción, ya que permite formarse en situaciones como la vivida con la pandemia, donde la enseñanza presencial tradicional no sería viable.
La toma de decisiones analítica y razonada, así como el desempeño profesional de manera reflexiva y crítica, son hoy habilidades clave en cualquier ambiente laboral. En este caso hablamos de destrezas que se adquieren y nutren a través del intercambio y análisis de experiencias, conocimientos, prácticas, ideas de otras personas. Los entornos colaborativos de aprendizaje característicos del e-learning proporcionan el contexto idóneo para ello.
Los nuevos modelos telemáticos de enseñar y aprender exigen por parte del alumno un papel más activo y autónomo, necesario no solo para adquirir los conceptos, sino también para construir el verdadero conocimiento. El aprendizaje ya no es solo entender y retener lo que dicta el profesor, sino además, relacionar ideas, evaluar la calidad de las fuentes y los contenidos, generalizar o aplicar un concepto en un contexto similar, aplicar la teoría a la práctica real… En este sentido, la diversidad y cantidad de recursos digitales y herramientas tecnológicas disponibles en la actualidad son idóneas para desarrollar el aprendizaje activo y constructivo, ya que los estudiantes deben buscar, valorar y escoger aquellos recursos de mayor calidad y los más adecuados para lograr sus objetivos.
Todas las oportunidades que ofrece el e-learning, que suponen ventajas para los alumnos, se convierten asimismo en un reto para profesores e instituciones educativas en general a la hora de preparar convenientemente a sus estudiantes para aprovechar los recursos o herramientas digitales.
La concepción actual de e-learning implica exigencias para el alumno más allá de saber utilizar un ordenador o manejarse con las funcionalidades básicas de una herramienta formativa. Demanda que los estudiantes cuenten con un repertorio de destrezas de carácter transversal, como el pensamiento crítico, la autonomía, la colaboración, etcétera, que son a su vez competencias altamente demandadas en el actual y complejo escenario laboral. Se requieren profesionales altamente competentes no solo por su conocimiento, también por su saber hacer.
Se trata, en cualquier caso, de aprovechar las tecnologías para complementar la labor del docente en el aula, de manera que mejoren el proceso de aprendizaje. De optimizar su trabajo con recursos que enriquecen los contenidos y dinamizan el aprendizaje; no convierten a los alumnos en máquinas de aprender, sino que multiplican su potencial de formarse y crecer tanto en el plano académico como en el personal. En definitiva, de sacar partido a los beneficios de los contenidos digitales y del e-learning, entre los que los expertos citan la capacidad de retener la información y una mayor motivación para el aprendizaje, lo que contribuye a reducir las tasas de abandono escolar temprano y al desarrollo de habilidades no cognitivas, como pueden ser el sentido de la responsabilidad, el desempeño, el pensamiento crítico, la colaboración, la sana competitividad o la creatividad.