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La e-personalidad y los derechos de los robots

Docentes
24 Febrero 2022

(Primera parte)


Imaginemos por un momento que nuestro refrigerador inteligente tiene una inteligencia artificial que le permite comunicarse con nosotros para advertirnos que se acabó la leche o tal vez hay un accesorio novedoso que permite hacer hielo más rápido de lo normal, o simplemente quiere contarnos sobre los avances en temas de refrigeración como refrigerante más eficiente... ¿Hasta qué punto consideras que debe tener derechos? Y si consideras que sí, ¿qué derechos tendría? ¿Si lo apagamos estaríamos haciendo algo malo? O si lo cambiamos por un modelo reciente, ¿se sentiría traicionado?


El ser humano ha evolucionado en una compleja sociedad tan diversa que el mismo ser humano se ha tenido que autorregular mediante un conjunto de reglas establecidas como derechos y obligaciones. Estos derechos están basados en que el ser humano para fines prácticos adquiere su personalidad al momento de nacer, entonces, la personalidad es inherente a la persona nacida, no creada o fabricada y aquí es donde se pone interesante.


Las leyes permiten también que una personalidad ficticia creada, como una persona moral, tenga derechos y obligaciones; pero al final de cuentas, los responsables son personas físicas o seres humanos. Sin embargo, la realidad nos dice que estamos muy cerca de ver robots altamente sofisticados capaces de tener conciencia propia.


Para comprender este balance de derechos y obligaciones tenemos que entender cómo es que estos derechos se establecieron en primer lugar. Los seres humanos, como cualquier ser vivo, tienen mecanismos de autopreservación físicos, como es el dolor y sentimientos como es el miedo, y a través de miles de años, nos hemos organizado en comunidades sociales cada vez más complejas. 


Entre los seres humanos, por ejemplo, se estableció el derecho básico a evitar el dolor; todas las personas tienen el derecho a que no se les inflija dolor físico por las acciones de algún otro ser humano. Esto es porque el dolor es una característica evolutiva que indica daño de algún tipo y debe ser evitado. Igualmente tenemos la obligación de contribuir con la comunidad, ya sea con algo simple como la limpieza o ayudando a otras personas.

Ahora, en los animales, estas estructuras sociales otorgan algunos derechos implícitos, como el acceso a la comida y protección a los miembros de dichas comunidades; igualmente tienen la obligación de contribuir con proveer comida, cuidado de los integrantes más pequeños etc.

Estos derechos y obligaciones, a nuestro criterio, están reservados para seres vivos con conciencia, algo difícil de definir, pero en resumen serían seres

que pueden sentir.




Entonces, ¿cómo podríamos establecer derechos para una entidad que no cumple

con ninguna de estas características básicas?


Para poder analizar este dilema tenemos que verlo desde otro punto. Si la idea que tenemos de los derechos está basada en seres vivos, ya sean humanos o animales (hasta el momento las plantas no tienen derechos), y para esta base tomamos en cuenta la conciencia, algo muy complicado de definir, pero ¿un sistema de Inteligencia Artificial podría ser capaz de generar una conciencia?


Existen robots hoy en día que pueden analizar nuestro comportamiento y actuar de acuerdo a unas reglas preestablecidas, entonces un robot sería una máquina artificialmente animada que puede analizar su entorno y actuar sobre él o en relación al entorno y esto lo hace parecer muy inteligente o incluso que posee voluntad, pero todo esto está basado en algoritmos programados por seres humanos que a final de cuentas los harían responsables de cualquier acto bueno o malo de ese robot.


Hoy en día tenemos robots que pueden aterrizar aviones, diagnosticar enfermedades y hasta ofertar en la bolsa, pero si los robots no son capaces de hacer trabajos complejos, solo son buenos para hacer trabajos repetitivos, ¿cómo es posible que puedan hacer ese tipo de tareas tan complicadas? Bueno, si analizamos una tarea complicada o especializada, esta se puede dividir en rutinas sencillas que fácilmente puede realizar un robot o una Inteligencia Artificial.


Los robots pueden aprender mediante un proceso llamado “Machine learning”, lo hacen analizando una gran cantidad de datos. Este proceso ha mejorado mucho porque los seres humanos somos muy buenos en recolectar y almacenar datos, esto le da a la Inteligencia Artificial un panorama a gran escala de cómo vivimos los seres humanos y qué cosas son las que nos importan más. Entonces, un robot puede aprender a realizar las tareas que hagamos, incluso podría mejorar dicho proceso. Vamos analizando un ejemplo: una compañía en San Francisco ofrece un programa o inteligencia artificial que puede manejar proyectos, eliminando la necesidad de ejecutivos. Cuando a la Inteligencia se le “contrata” esta decide cuáles procesos se pueden automatizar y cuáles requerirán subcontratación de humanos, después distribuye el trabajo y lleva un registro de la productividad de cada humano.



Esto a simple vista puede parecer muy útil, pero recordemos que la Inteligencia Artificial “aprende” recolectando datos, esto significa que puede monitorizar la actividad y tareas del personal humano para poder replicarlas, como sucedería en un ambiente de trabajo entre seres humanos donde unos humanos copian o mejoran el trabajo de otro. La Inteligencia Artificial es mucho más eficiente en este proceso porque puede analizar grandes cantidades de datos y simularlos en una igual cantidad de escenarios.


Si esto es posible, ¿entonces podría tener derechos? Antes de que entremos en pánico, un robot o una Inteligencia Artificial en este momento no tiene la necesidad de una conciencia como la de un ser vivo, así que un robot no siente dolor o tampoco se sentiría ofendido si usáramos cierto lenguaje o gestos. Los derechos básicos de cualquier ser vivo no aplicarían a un robot o una Inteligencia Artificial actual.




Recordemos algo muy importante, el decir que un robot puede tener derechos no significa que estemos tratando de convertirlos en humanos, ya que los derechos van en función al ser al que se apliquen, un ser humano tiene derechos diferentes a los de un animal, de igual manera un robot o una Inteligencia Artificial tendría derechos propios de ese ser o entidad.


Carlos Cesar Apodaca

Ing. en sistemas computacionales


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