El liderazgo educativo ha cambiado en los últimos años, ya que la pandemia impulsó la creación de un líder resiliente y que se preocupa por el bienestar físico y mental de la comunidad escolar. Ahora que el sector se ha reactivado, vale la pena cuestionarnos ¿cómo debería ser el nuevo líder en 2023? ¿Qué características deben destacar?
Respetuoso, humilde, resiliente, global y cosmopolita son algunas de las características del nuevo líder educativo y en general de los dirigentes empresariales, “pues el Covid-19 nos ha mostrado las limitaciones que teníamos y lo que debemos cambiar para afrontar los futuros retos”.
Así lo considera Santiago Álvarez de Mon, uno de los más prestigiosos docentes de gestión empresarial, profesor de Dirección de Personas en el IESE Business School y habitual invitado en las más prestigiosas escuelas de negocio de todo el mundo. En su opinión, “el líder tiene que ser global y cosmopolita, porque no podemos atacar problemas globales con un enfoque estrictamente local”.
Soy flexible
Álvarez de Mon destaca que el nuevo líder educativo también tiene que ser flexible, pues el trabajo híbrido llegó para quedarse y los directivos requieren saber cuándo es necesario ir a la oficina o a los colegios y cuándo trabajar desde casa, e incentivar la disciplina de los colaboradores, porque cuanta mayor libertad mayor disciplina se requiere.
Cercano y humano
Recomienda a los líderes educativos respetar las horas de desconexión y compaginar el ocio con el negocio, ya que el segundo no debe repercutir en la vida familiar. “Hay que encontrar el equilibrio en función del sector, industria y tarea, en este caso relativos a la educación, definir cuándo estar en el centro juntos y cuándo trabajar desde la libertad de nuestras casas”.
Aunque la flexibilidad y el poder teletrabajar muchas veces depende de la empresa y el sector, porque existen trabajos que requieren la presencia del colaborador -en el caso de la educación, los colegios demostraron su capacidad de enfrentar los retos y oportunidades en la transición a las clases a distancia y en línea durante el confinamiento-, las compañías e instituciones deben crear una cultura organizacional cercana y humana. “Ahí reside el compromiso de los colaboradores, de celebrar el hecho de estar juntos y trabajar una cultura que acoge lo mejor del ser humano”, explica Santiago Álvarez de Mon.
Impulso el talento y creo nuevos líderes
Incentivar la creación de nuevos líderes no es una tarea fácil, pero es posible si se toman iniciativas, se hacen preguntas y atienden los errores, si se delega y, sobre todo, si se es transversal, pues al tener una visión horizontal, donde se entiendan cada una de las tareas, se podrán tomar decisiones complejas en un mundo cambiante.
Sé recuperarme de los errores
Errores siempre habrá, lo importante es saber cómo recuperarse de ellos. Álvarez de Mon recomienda empezar por observar el error, analizar por qué ha ocurrido y qué aprendizaje se puede obtener. Adoptar un espíritu deportivo, porque se requiere humildad y humor para manejar bien los errores.
“No buscar un chivo expiatorio, no esconderse, no somatizarlo en clave de fracaso, saberse humano y aprender, para que el próximo error sea distinto, no repetitivo”.
En el caso de que el error sea cometido por un colaborador, el líder necesita ser autocrítico y no esconderse, no diluir la responsabilidad y preguntarse ¿por qué lo ha cometido? Puede que haya sido porque realizó una tarea sin tener la preparación correspondiente, porque está cansado, porque no entendió bien la instrucción.
“Las fuentes del error pueden ser varias, pero si lo manejas bien te permite acceder a un conocimiento distinto”.
Delego
Aprender a delegar es otra característica del líder educativo y de cualquier negocio, sobre todo si son empresas pequeñas. Álvarez de Mon aconseja elegir bien las tareas que se van a delegar, en quién caerán esas responsabilidades y una vez definida la persona, formarla, darle feedback y seguimiento para que pueda crecer y atender las tareas sin la necesidad de que el superior esté presente.