Las organizaciones educativas y sus líderes deberán mantener su desempeño ante la incertidumbre, la escasez de talento, los retos sociales y tecnológicos, según los resultados de un estudio que revela también que las instituciones educativas y empresas necesitan responsables que sean conscientes de sus fortalezas, capaces de practicar la empatía a la vez que motivan a sus equipos
Los líderes educativos y los directivos empresariales en su conjunto están enfrentando cada vez más desafíos a medida que avanza la economía global y se intensifican las competencias. Desde el inicio de la pandemia a finales de 2019, los CEO se han enfrentado a grandes retos para mantener a sus empresas a flote.
Un reciente estudio publicado por la consultora internacional Gartner, denominado Top 5 Priorities for HR Leaders in 2023, revela las principales prioridades para los líderes escolares para el próximo año, tras haber registrado la opinión de más de 850 directivos, ubicados en 60 países y representando a todas las principales industrias y sectores, incluido el educativo. Así las cosas, las prioridades emergentes se basan en que las organizaciones y los colegios deberán encarar tres grandes desafíos para 2023.
El primero de ellos se relaciona con que las instituciones deberán enfrentar aún más la incertidumbre y los tiempos de confusión debido al efecto de “triple pinza”: el 90 % de los CEO espera un aumento de la inflación en los próximos meses. A su vez, el 50 % de los líderes espera que la competencia por el talento aumente en los próximos 6 meses, donde la falta de perfiles y los altos costos afectarán a las organizaciones, mientras que el 48 % cree que la volatilidad y afectación en las cadenas de aprovisionamiento se mantendrán más allá de 2022.
En este contexto, el segundo desafío consiste en que los líderes educativos deberán aprender a lidiar con los desafíos de reducción de costos vs. la inversión en talento y entre los requerimientos del negocio vs. las necesidades de los empleados, situaciones que los obligarán necesariamente a automatizar y digitalizar a la vez que desarrollan una cultura más positiva y mejorar la experiencia del empleado.
Por último, y en relación con lo anterior, los directivos de instituciones deberán saber que las nuevas expectativas de los empleados impactan en la atracción y retención de talento, entre las que se incluyen elementos determinantes para los colaboradores como la flexibilidad para trabajar, los valores compartidos con la organización, mayores beneficios para el bienestar y la experiencia “primero persona”, es decir, la importancia de que las organizaciones traten a los empleados como personas más que como empleados.
Según el estudio, 6 de cada 10 de los directivos encuestados priorizan trabajar en la efectividad del líder, ya que consideran que la actual formación que este recibe no lo prepara el futuro del trabajo: los líderes educativos deben pasar de ser profesionales que saben delimitar los entornos de trabajo, dar soporte a las necesidades de los empleados y administrar flujos de trabajo más o menos estandarizados y previsibles a convertirse en líderes que creen climas que permitan, fomenten y valoren las expresiones personales, acompañen a las necesidades de vida de los equipos y gestionen procesos flexibles, a medida y dinámicos. El liderazgo humano, en general, resulta de incluir la autenticidad, la empatía y la adaptación como cualidades esenciales.