Los modelos tradicionales de liderazgo han quedado atrás. En plena era de digitalización y cambios constantes en todos los ámbitos, económico, político y social, el don del convencimiento y la capacidad de organización (características fundamentales del liderazgo convencional) ya no son suficientes. Estar al frente de una organización con éxito requiere hoy más que nunca nuevas habilidades
¿Cuál es el tipo de liderazgo que el mundo necesita? ¿Qué rasgos deben delinear a los líderes de hoy y del futuro? ¿Qué tienen en común las y los directivos que logran grandes transformaciones, que innovan, que resuelven problemas, que llevan a sus equipos al siguiente nivel? No se trata de más conocimientos ni de una gran experiencia que, por supuesto, son factores importantes. Lo que hace a los verdaderos líderes es el desarrollo de nuevas habilidades, de acuerdo con los especialistas en el campo del talento y recursos humanos. Hoy en día, contar con un buen líder es clave para las compañías, con independencia de su tamaño y sector. Quienes están al frente de un equipo, deben contar con ciertas hard skills fundamentales, pero realmente son las soft skills el factor clave para impulsar y guiar a la organización con éxito.
Rasgos que hacen especiales a las soft skills:
Son insustituibles. La transformación digital que está viviendo la mayoría de las empresas en todo el mundo está permitiendo automatizar algunas tareas y procesos, pero está claro que habilidades como la inteligencia emocional y la capacidad de enseñar no podrán ser automatizadas.
Nos diferencian. Las hard skills son competencias que se pueden aprender en un tiempo limitado, pero las soft skills tardan más en desarrollarse, pues están más vinculadas a la naturaleza del individuo que a su nivel de conocimiento.
Permiten el cambio y el desarrollo profesional. Una vez que se desarrolla el conjunto de habilidades adaptadas en relación con nuestro trabajo, las competencias que permiten pasar de una industria a otra o adaptarse a un nuevo entorno laboral son las soft skills.
Satisfacen y retienen a los clientes. Los consumidores, en estos días, tienen una gran cantidad de opciones de compra a su disposición. Por lo tanto, crear relaciones sólidas con ellos es la manera de entender cómo mejorar su experiencia.
Competencias transversales
Desarrollo de personas: un buen líder debe fomentar el crecimiento de las personas que forman su equipo, sabiendo delegar de forma eficaz, formándoles, capacitándoles y proporcionándoles feedback sobre su desempeño. Dirección de personas: es vital para un directivo encargarse de coordinar el funcionamiento de su equipo, guiar su desempeño, pero también marcar sus condiciones y limitaciones. Gestión del cambio: los líderes del futuro son aquellos que proponen y generan el cambio, lo comunican y ayudan a su implementación. Impacto e influencia: los líderes mejor valorados son aquellos que son capaces de generar impacto en los demás, se adaptan a su interlocutor y comunican desde la influencia y la persuasión. Solución y análisis de problemas: los dirigentes deben analizar la información disponible, comprender la situación o el problema planteado y dar respuestas adecuadas a las diferentes situaciones que se den en la empresa. Orientación a resultados: entre las prioridades de un buen líder deben estar conseguir los resultados fijados, maximizando la rentabilidad y eficiencia en el uso de los recursos y ahorro de costos, y manteniendo una correcta actitud y perseverancia respecto a los resultados.
Planificación estratégica: un buen líder sabe presentar una visión de negocio orientada a futuro, desarrollar una planificación estratégica y diseñar y desarrollar los planes a largo plazo.
Toma de decisiones: un director de éxito debe ser capaz de dar una respuesta rápida ante situaciones difíciles o complejas, mostrando confianza en sí mismo a justificar y defender la decisión tomada, y asumiendo las responsabilidades derivadas de ella.
Planificación y organización: los líderes mejor valorados organizan eficazmente los recursos, priorizan los objetivos y tareas, y saben gestionar el tiempo y el orden.
Comunicación: un buen director es imprescindible mostrar asertividad ante su equipo, practicar la escucha y la empatía, y saber expresarse adecuadamente.
Creatividad e innovación: los buenos líderes son capaces de encontrar nuevas formas de hacer las cosas, usan la innovación y el pensamiento creativo en su forma de trabajar, y saben crear y considerar múltiples formas de enfrentarse a los retos.
Desarrollo de oportunidades de negocio: tener un conocimiento profundo de su área de especialización o negocio, así como comprender el mercado en el que trabaja la organización es fundamental en un dirigente para así poder identificar oportunidades de negocio e implementar las estrategias.
Agilidad en el aprendizaje: esta competencia puede definirse como saber qué hacer cuando no sabemos qué hacer. Y es que los grandes líderes son capaces de aprender, cambiar y adaptarse a las circunstancias. Se mantienen proactivos en el aprendizaje, buscan siempre nuevas formas de enfrentarse a las situaciones y mantienen una mente abierta hacia otros puntos de vista.
Para Claudia Félix Sandoval, integrante del Instituto de Liderazgo del Tecnológico de Monterrey, los rasgos que deben delinear a los líderes de hoy y del futuro son:
Transformador: el líder siempre tiene claro el sentido de propósito mayor: trascender en la vida de las personas y enriquecerla.
Auténtico: el guía debe ser genuino en sus acciones para ayudar a su equipo.
Colaborativo: el nuevo líder es consciente de sí mismo y del entorno en el que vive. Con gran sentido de responsabilidad para ser un agente de cambio.