Los estudios señalan que, la distancia, la reducción de grupos, el respeto a las medidas y el seguimiento estrecho de los contactos entre las claves del éxito de los colegios con clases presenciales como las medidas más eficaces en los colegios
La reapertura de los centros educativos es uno de los temas más debatidos desde que la pandemia dejó a millones de estudiantes sin clases presenciales. Solo la mitad de los niños y niñas de América Latina y el Caribe están de vuelta a las aulas, por lo que el cierre de los colegios a causa de la pandemia sigue afectando a 71 millones de estudiantes en la región, según alertó Unicef el pasado 18 de noviembre.
Mientras tanto, ya hay países que han reanudado un 100% las clases presenciales, como Chile, Uruguay, Argentina o México, y otros las han retomado de forma gradual o semipresencial.
Para apoyar este proceso de reapertura de colegios, la Coalición Mundial para la Educación, creada por la Unesco al inicio de la pandemia, publicó un Marco para la reapertura de las escuelas con lineamientos y protocolos estrictos que deben seguirse para garantizar un retorno seguro a las aulas y que los niños, niñas, jóvenes y adolescentes puedan volver a aprender, jugar y a relacionarse en un mundo de escuelas llenas de ruido y alegría.
La apertura de los centros escolares causaba temor. “En cuanto empiecen las clases presenciales, en dos semanas estamos todos confinados otra vez”, decían madres y padres preocupados. Es comprensible. Sin embargo, la realidad ha sido que los colegios están resistiendo los estragos de Covid-19 y no se han convertido en focos de contagios.
¿Qué hay detrás de este aparente éxito en contener el virus en un espacio cerrado, lleno de niños y adolescentes que estudian, juegan y hasta comen juntos? ¿Por qué los colegios no se han convertido en el centro de una gigantesca oleada de contagios? Los expertos apuntan dos grandes razones. La primera es que los niños transmiten menos eficientemente el virus que los adultos. Sin embargo, este hecho no explica por sí solo la situación actual en las instituciones educativas; aunque la población más joven contagie menos, sí puede transmitir el virus. Para los especialistas, el motivo por el que no se han disparado los contagios en las escuelas es el protocolo que han puesto en marcha los centros educativos.
El trabajo de la comunidad educativa ha sido esencial. Se han sentado a redactar protocolos Covid, a generar circuitos de entrada y salida, a poner mamparas, a establecer distancias, a ventilar correctamente las aulas... En todos los centros hay una comisión Covid y es lo que está funcionando, junto con la corresponsabilidad de los padres de familia.
“La verdad es que el curso ha ido mejor de lo esperado”, comenta María, profesora de primaria en Guadalajara, Jalisco (México). “En nuestro colegio hemos tenido muy pocas clases confinadas”.
Teresa, enfermera de otra institución, coincide: “Solo en dos ocasiones ha hecho cuarentena toda la clase; el resto, solo los contactos directos de los positivos y han sido pocos”. Cada incidencia debía ser comunicada en el día a la administración del centro, además de un informe semanal.
Todo apunta a que los contagios han ido de las familias al colegio y no al revés: “Los padres nos avisaban del positivo del alumno, contagiado por alguien de la familia; los compañeros que tenían que hacer cuarentena la hacían, pero esos casos no se contagiaban”, afirma María.
Y aunque efectivamente los centros educativos no están siendo el principal foco de contagio y los brotes en los colegios han sido reflejo de la transmisión comunitaria,la pregunta es: ¿cuáles son las medidas adecuadas? De todo lo que se está haciendo, ¿qué marca la diferencia?
Un día tras otro los niños, niñas y jóvenes están en algunos casos hasta ocho horas con cubrebocas, se toman la temperatura y ponen gel varias veces al día, y quizá lo más difícil, han jugado mucho menos con los amigos. María los elogia: “Los niños lo han hecho muy bien y las familias también se han esforzado, eso ha sido muy importante”.
Tener aulas menos pobladas es, de acuerdo con los investigadores, una de las medidas más eficaces para mantener la enseñanza presencial. En este sentido, un informe del Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos destaca, sobre todo, la distancia interpersonal de al menos un metro. Menciona ejemplos en los que esta medida por sí sola ha bastado para evitar brotes, pero siempre en grupos de alumnos reducidos.
El documento recuerda la importancia de poner varias barreras por si una falla, como los cubrebocas.
No cabe duda que mantener el liderazgo de la presencialidad no ha sido un reto fácil de conseguir, teniendo que valorarlo como el fruto de un esfuerzo común de la comunidad educativa por mantenerse fiel a los protocolos Covid, que en la mayoría de los casos contemplan puntos como: