Imagina que es un día lluvioso y vas manejando tu automóvil, al pasar por una parada de autobús te das cuenta de que en ese lugar se encuentran tres personas: Tu mejor amiga, una anciana y una persona que te agrada. Dentro del automóvil que conduces solamente cabe una persona más, ¿qué harías en esa situación? La cantidad de soluciones que se pueden dar a este dilema son bastantes, sin embargo, no hay solamente una respuesta “correcta”. Promover e inculcar la educación emocional y social le ayudará a tus hijos a enfrentarse y resolver los problemas del día a día, piensa en el ejemplo anterior, en ese escenario no tendrías tanto tiempo para reflexionar en cuál sería la mejor decisión, sin embargo, la agilidad y agudeza mental que necesitamos se puede ejercitar. En la vida real tus hijos se enfrentarán a escenarios en los que deben utilizar su capacidad para resolver problemas, desde aprender a lidiar con la frustración de no ser el capitán del equipo de fútbol, no responder a una pregunta correctamente o tener miedo a hacer el ridículo frente a sus compañeros, hasta problemas y situaciones más complejas como lidiar con la separación de sus padres, entre otros. Tomando en cuenta lo anterior, aquí tenemos 5 estrategias que sirven para fomentar la inteligencia emocional y social:
Promueve el autoconocimiento
En ocasiones resulta complicado hasta para un adulto expresar nuestras emociones, explora poco a poco comenzando por preguntas simples, yendo hasta las más complejas, quizás le tome un poco más de tiempo decirlo, así que sin prisa; el camino al autoconocimiento es un camino que cada quien recorre a su ritmo.
Sé empático
Todos hemos pasado por momentos en los que parece que nadie nos entiende y lo único que necesitábamos era que alguien lo hiciera, tú ya pasaste por esa etapa, permítele a tu hijo lidiar con sus propios problemas, no se los soluciones, dale las herramientas para hacerlo, utiliza historias o quizá, puedes abrirte y contarle cómo es que tú ya pasaste por una situación similar y lograste resolverlo, a final de cuentas mírate, todo está perfectamente bien.
Observa su lenguaje corporal
El cuerpo habla más que nuestras palabras, dicen los expertos, observa sus reacciones y aprende a identificar cuándo tu hijo se siente o no cómodo con alguna situación, verás que empezarán a crear su propio lenguaje y lograrás ayudarle en aquellos momentos críticos en los que realmente necesita de tu apoyo. Recuerda, eres su guía, solamente acompáñalo, tu apoyo le dará más seguridad al momento de tomar decisiones.
Enfócate en buscar el por qué
Es posible que en algunas ocasiones el comportamiento de tu hijo haya destacado por no ser el mejor, desde una rabieta hasta un arrebato todo tiene un por qué. Es muy importante reconocerlo y darle la atención necesaria, de esa manera tendrás herramientas que te ayudarán a prever y sobrellevar ese tipo de conductas de manera positiva y efectiva.
Ve paso a paso
Trabajar las emociones, como lo mencioné anteriormente, es un proceso; tómate el tiempo necesario, lo que menos buscamos es que nuestro hijo encuentre soluciones temporales o “parches” que sólo ocultan los problemas, apóyalo y escúchalo, el resto le toca a él.
Sé constante, pronto notarás los cambios, y recuerda, es más importante preparar a nuestros hijos para el camino que preparar el camino para nuestros hijos.
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