Diego, de 11 años y estudiante de 6º de primaria, entró al largo confinamiento con una dioptría y salió necesitando unos lentes nuevos con cristales más gruesos y serios problemas de visión. Como muchos niños de su edad, había pasado demasiado tiempo sin ver la luz del sol y frente a las pantallas: seis horas de clase, dos de tareas, más las distintas conexiones online con los amigos. Pasados unos meses empezó a decir que no veía. Sus padres lo llevaron al oculista para ver si lo que había ocurrido es que había crecido y necesitaba lentes nuevos. Creían que su hijo estaba exagerando, pero se quedaron sorprendidos cuando comprobaron que no podía leer.
La pandemia ha provocado un llamativo aumento de los problemas visuales en niños y adolescentes, como Diego, aunque sea indirectamente. Los expertos han observado un incremento de la miopía entre las personas más jóvenes y entre las posibles causas se señalan el confinamiento y por tanto pasar menos tiempo al aire libre, y el abuso de pantallas.
Un estudio indica que el aumento de la miopía durante el confinamiento es debido a la falta de luz solar. El sol permite que la retina libere dopamina, un neurotransmisor que evita el alargamiento del globo ocular, uno de los factores causantes de la miopía. Otro trabajo concluye que el grupo más afectado por la miopía durante el confinamiento son los niños de entre seis y ocho años, ya que a esa edad la sensibilidad a los cambios ambientales es mayor.
Este aumento de los problemas visuales durante la pandemia no solo afecta a la población infantil, sino a todas las edades. Sin embargo, en el caso de los niños es más complicado percibir que su visión ha empeorado, ya que en muchos casos no son conscientes de que ven mal, fuerzan la vista y piensan que es lo normal. Por eso los padres tenemos que ser proactivos y llevar a revisión a nuestros hijos, porque pueden tener problemas visuales y no saberlo.
Aunque no siempre hay señales y puede haber problemas de visión que pasen desapercibidos, los especialistas señalan entre los síntomas más comunes las cefaleas, visión borrosa, enrojecimiento ocular, problemas de enfoque en visión cercana o lejana.
Entre las recomendaciones que da la Organización Mundial de la Salud para no dañar los ojos ahora que vivimos rodeados de pantallas destaca no sobrepasar una hora de uso de celular, tableta o pantallas en general en menores de seis años, y a partir de esa edad y hasta los dieciocho años no superar las dos horas diarias. Si las circunstancias hacen que sea totalmente necesario el uso de más de dos horas de pantallas, se aconseja hacer periodos de descanso para relajar la acomodación y mirar a un punto lejano.
Y, como recomendación general, ofrecer a los niños ocio al aire libre, salir al menos una hora al día y que practiquen actividades en el exterior como jugar en el parque o practicar deporte con las medidas de seguridad necesarias.