La lectura tiene un sinfín de beneficios, sobre todo si es un hábito que se cultiva desde edades tempranas. Leer potencia la imaginación, ayuda al niño o a la niña a aprender, a divertirse y favorece la capacidad de concentración. ¿Quieres fomentar en tus hijos la lectura? ¿Consideras que han de leer para aprender y que es relevante la creación del hábito lector desde pequeños? Te compartimos algunos consejos que dan los expertos para inculcar y fomentar el gusto por la lectura también en casa
Para desarrollar el interés de los niños y las niñas por la lectura, los expertos recomiendan a los padres seguir los siguientes consejos con sus hijos:
- Libertad de elección. El niño tiene capacidad crítica y se le debe dejar que él mismo seleccione los libros que quiere leer. La imposición, según los especialistas, es un mal camino para fomentar la lectura. Es aconsejable que los padres propongan a sus hijos libros que alimenten su curiosidad, pero en ningún momento se les puede prohibir u obligar a leer un libro u otro.
- No imponer la lectura. En este aspecto hay que ser asertivo y jugar con la recompensa para incentivar la lectura. Obligar al niño a leer un tiempo determinado cada día solo propiciará que el menor aborrezca la lectura y no la contemple como un pasatiempo o hobby.
- Leerles a edades tempranas. Estimular a los pequeños, no presionarlos ni imponer.
- Dedicar tiempo a los niños.
- Entender la lectura como un juego. Una gran dificultad a la hora de fomentar la lectura ha sido que los libros han estado relacionados con el mundo académico. Leer libros que les atraigan y enganchen. Enseñar la cara amable y lúdica de los libros y dejar que el niño o la niña acceda al mundo de la lectura por su propio pie es la mejor manera de favorecer su inquietud por la misma. Leer debe ser un acto placentero.
- Crear espacios de lectura en casa creativos. Para los especialistas, resulta aconsejable dejar de lado el escritorio de la habituación y buscar lugares que alimenten la imaginación. Muchos niños disfrutan, por ejemplo, leyendo en escondites o fuertes que se hacen en su propia habitación o en la casa y eso estimula aún más su imaginación. Intercambiar opiniones sobre el libro y comentarlo.
- Establecer una rutina diaria. Buscar un espacio y un tiempo diario para que el niño lo dedique a la lectura, como por ejemplo, antes de ir a dormir. Crear un hábito y hacer que el niño ligue ese tiempo al disfrute es la mejor manera de potenciar la lectura.
- Abrir las puertas a la lectura digital. La lectura y el mundo digital están cada día más ligados. Con la llegada de las tablets y los celulares lo hicieron también los libros interactivos en los que el niño construye su propia historia. Hay que tratar de adecuarse a las nuevas tecnologías y considerar que el papel y la tinta electrónica son capaces de convivir perfectamente.
- Fomentar el disfrute. La lectura puede ser vista como una manera de disfrutar y se tiene que desterrar la idea extendida de que es una forma de ocio solitaria. Hacer excursiones al campo para leer, ir al parque o aprovechar los domingos por la mañana para leer juntos en el sofá son pequeños gestos que tanto grandes como pequeños disfrutarán y que nos ayudarán a fomentar la lectura en casa.
- Interesarse por su lectura. La mejor manera de involucrarnos en las lecturas de nuestros hijos es interesarse proactivamente por los títulos, personajes y géneros favoritos de ellos. Interesándonos por sus lecturas alentamos a nuestro hijo o hija a continuar leyendo y a sentirse apreciado o apreciada.
- Impulsar su imaginación animándolo a escribir sus propias historias. Con la lectura, la imaginación se dispara y la mejor forma de dar salida a esta creatividad es promoviendo que el niño se siente a escribir. Además con este tipo de actividades, los niños mejoran otros aspectos como la creatividad, la gramática y la ortografía, haciendo de su aprendizaje algo didáctico e interactivo.
- Tener siempre libros a mano y dar ejemplo. El ejemplo es la mejor manera de promover la lectura de los más pequeños. Los niños buscan ejemplos en los que fijarse y los primeros modelos a seguir se encuentran en casa, no solo en los padres, sino en los demás miembros de la familia.
Con estas recomendaciones, los profesionales en educación sostienen que los niños, a partir de cuatro años, iniciarán con motivación su proceso de lecto-escritura.
Tal y como aporta Thailena Durán, psicóloga especialista en salud mental del desarrollo infantil y juvenil, además de estimular el pensamiento reflexivo, abstracto, la imaginación, la creatividad, la capacidad de análisis la concentración y la memoria, otra gran ventaja que ofrece la lectura a los niños y que no hay que infravalorar es que ayuda a relajarse.
Respecto a la edad, la experta expone que:
- Desde bebés (a partir de 3 meses): pueden familiarizarse con los libros sensoriales que en su interior tiene colores, formas, sonidos, solapas y actividades para estimular la motricidad fina.
- Desde edades tempranas (12 a 18 meses): los niños pueden manipular libros de hojas gruesas, resistentes, con letras grandes e imágenes. Y a pesar de que no los lean y probablemente solo señalen objetos y los nombren o busquen al adulto para que los señale, es una actividad estimulante que disfrutan.
- Aproximadamente de los 18 meses en adelante: son útiles los libros con sonidos de la vida diaria (animales, transportes, objetos del hogar…), música y diferentes escenarios.
- A partir de los 4 años: destacan los libros de historias y cuentos clásicos o con narrativas de educación emocional, familia, valores y hábitos. Del mismo modo, disfrutan con cuentos que estimulen su imaginación: héroes y heroínas, magia, hadas, entre otros, especialmente en la edad preescolar, en la que el juego simbólico es parte fundamental de su desarrollo cognitivo y socioemocional.